Entre las calles de Eugenia de
Montijo, Clara Campoamor, Carcastrillo, Padre Amigo y Blasón, se hallaba la
antigua quinta de Vista Alegre. En origen era una casa de campo de recreo que
Pablo Cabrero adquirió en 1823. La vista desde este lugar dio lugar al nombre
de Vista Alegre. Con el tiempo, la quinta llegó a contar con un gran jardín con
belvedere organizado en calles y plazas, además de numerosos juegos y
columpios, fonda y café, siendo muy concurrido por los madrileños, a pesar de
la distancia. El edificio constaba de dos plantas. En la planta baja había
salas para billar, café, despacho, cocinas, despensas y un corral. Adosado al
edificio estaba la casa de baños con diez piezas con sus bañeras. En el resto
de la finca existía una huerta y numerosos árboles frutales. Tenía 1.500
fanegas.
En 1832 fue adquirida por la reina Mª Cristina quien la
amplió con diversas construcciones convirtiéndola en Real Posesión. En 1859,
Isabel II, que no sentía especial interés por la quinta, se la vendió a don
José de Salamanca, marqués del mismo nombre, siendo conocida entonces como
finca del marqués de Salamanca. Éste realizó obras de canalización del recién
inaugurado Canal de Isabel II, consiguiendo que fuera un lugar paradisíaco. En
este palacio murió en 1883 completamente arruinado.
El palacio, entre 1887 y 1889, se
convirtió en un asilo y posteriormente en el Instituto de reeducación de inválidos
a los que hay que sumar la construcción, en sus jardines, de numerosos
edificios sociales y docentes como el colegio Fray Bernardino Álvarez, el
Orfanato Nacional, la Residencia de estudiantes de San Fernando y el Patronato
de Huérfanos del Ejército de Tierra, el Instituto Pedagógico de Niños
deficientes y el Colegio del Sagrado Corazón, entre otros. Con la construcción
de tantos edificios, la esencia de la quinta de recreo se perdió por completo,
aunque su numeroso arbolado permanece.
En 1846 se construyó la valla que
rodea la quinta de Vista Alegre y uno de sus accesos, en la calle del General
Ricardos frente al número 184, era la llamada Puerta de Madrid que, sin
embargo, los carabancheleros denominaban cariñosamente “Puerta Bonita” por la
belleza de su enrejado de hierro forjado de fundición inglesa (R.W. Kennael
& Cº & Falkirk) y que dio lugar al nombre posterior de un barrio.
La Puerta Bonita era de estilo
neoclásico y estaba flanqueada por dos pabellones. La actual fue construida en
2005 después de que un camión chocara accidentalmente contra la original
destruyéndola en los años 80 del siglo XX. Está inspirada en la antigua pero
con una composición diferente.
Del libro “Los porqués de Madrid”, Isabel Gea.
Fecha de la publicación:
Octubre 2010 - 13.95 €.
Editorial: Ediciones La
Librería.
ITNERESANTE
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