¿Quién
no ha soñado de pequeño en ser adiestrador de delfines y pasar con ellos horas
y horas en el agua jugando?Recuerdo cuando era pequeña una serie norteamericana
que se llamaba Flipper, ¡qué envidia me daban los dos chavales protagonistas
siempre con el delfín ayudándoles en todo! y el delfín, con la cara sonriente
permanentemente y es que así son estos cetáceos, juguetones y con esa boca que
parece que están sonriendo.
En el
zoo viven 9 delfines, dos machos y siete hembras. De estas, hay una que yo
recuerdo de cuando iba algunas veces a ver la exhibición: Guarina. Debe ser de
las que como dice el artículo, vino de Cuba allá por 1987. En el zoo de
Barcelona, por la misma época, había una que se llamaba Circe y un delfín que
no recuerdo su nombre y que hacía justo todo lo contrario a lo que le decía el
entrenador.
Y es
que yo, cuando viajaba alguna vez de jovencita, no podía faltar la visita al
zoo. En 1977 estuve en California un mes, me invitaron unos tíos abuelos maternos
que residían allí y me llevaron al aquarium de San Diego, a ver actuar a una
orca, era la de la película Salvad a Willy, pero su verdadero nombre era Shamú
(que por cierto, leí en la prensa que murió hace pocos años). Yo quise sentarme
en las primeras filas y mis tíos, que ya se sabían el “numerito” de la orca, me
obligaron a sentarme con ellos en las filas del fondo, las más altas y
alejadas. Y en un momento dado, el entrenador le dio una orden a la orca y...
¡zassssssssssssssssss! salto y caída en plancha sobre el agua: ¡todos los
espectadores de las primeras filas empapados de agua en un segundo! jajajaja.
Entonces agradecí a mis tíos sus buenos consejos. La verdad es que me
impresionó mucho ver una orca tan cerca, lo enorme que es, en los documentales
uno no se hace idea porque no hay nada que sirva de referencia. Y cuando el
entrenador agarró un pescado con la boca y le ordenó a Shamú a saltar desde el
fondo de la piscina y cogerlo... qué pequeñito era el hombre al lado del
cetáceo. Vamos, que en vez de coger el pez coge al entrenador y aun así,
hubiese sido un aperitivo, vamos, una tapita de nada :)
A veces
me enrollo más que una persiana y ya hay quien me sugiere que escriba mis
memorias jajajajajaja
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