La otra cara de la moneda al hostal solidario: cada noche
unos 30 rumanos sacan sus colchones y pertenencias y duermen en los jardines de
Ferraz, junto a la plaza de España. Es su “hotel” particular. Llevan meses
viviendo ahí y, lo que es peor, no quieren la ayuda que les brinda el Samur
Social. Y como ellos, muchos de los sin techo que hay repartidos por todo el
centro de la ciudad. Es una imagen que se repite cada noche y yo, sinceramente,
no sé qué se podría hacer por ellos, la verdad.
Y enfrente del ministerio de Asuntos Exteriores, en la plaza
de la Provincia, hay instalado un campamento de refugiados cubanos. Llevan allí
desde que se acogieron a la “invitación” que les hizo el anterior ministro
Moratinos de poder venir a España con la primera de proporcionarles trabajo y
alojamiento. Allí permanecen olvidados de la mano de Dios, sin una y otra
promesa materializada
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