El convento de San Felipe el Real
estuvo en la manzana comprendida entre las calles Mayor, Esparteros, Marqués
Viudo de Pontejos y Correo. Fue uno de los más grandes de Madrid y de gran
valor arquitectónico, sobre todo el claustro de dos pisos. El convento y la
iglesia tenían su fachada a la calle Esparteros.
Fue fundado por el agustino recoleto fray
Alonso de Madrid y se construyó en 1547, bajo la advocación de San Felipe, de
quien era muy devoto Felipe II. Para salvar el desnivel del terreno, el
edificio se montaba, por la calle Mayor y por la del Correo, sobre una lonja
muy espaciosa, conocida con el nombre de las "gradas de San Felipe"
las cuales se convirtieron en el principal de los tres mentideros que tuvo la
Villa y Corte.
Debajo de la lonja estaban las
llamadas "covachuelas", treinta y cuatro tiendecillas ocupadas por
boticas, panaderías, ultramarinos, bodeguillas, etc., donde se vendía desde
cilicios hasta juguetes, medias de lana, yesca y piedras para escopetas, entre
otras cosas. El monasterio fue derribado en 1838 a consecuencia de la
ley de Desamortización de Mendizábal. En su solar se levantaron en 1845 las
denominadas “casas de Cordero”.
Estas casas deben su nombre a su
constructor, Santiago Alonso Cordero. Como los madrileños no se explicaban el
rápido enriquecimiento del comerciante leonés, que siempre iba vestido con el
traje típico de su región, se corrió el rumor de que le había tocado el premio
gordo de la lotería y que el Estado no pudo pagarle y por eso le cedió el solar
del antiguo convento. Este rumor lo
recogió Ramón Gómez de la Serna
dando la noticia como cierta. Lo cierto es que Santiago Alonso Cordero compró
al Estado dicho solar y lo pagó a plazos. Las casas constituyeron en su día el
bloque de viviendas más grande Madrid. En la esquina de la calle Esparteros se
conserva el escudo de Alonso Cordero.
Del libro “Los porqués de Madrid”, Isabel Gea.
Fecha de la publicación:
Octubre 2010 - 13.95 €.
Editorial: Ediciones La
Librería.
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