¿Quien no recuerda con nostalgia
aquellos tranvías que recorrieron la ciudad de una punta a otra? En los últimos
años, con el aumento de la contaminación, en invierno sobre todo, hay quien
propone la vuelta de estos viejos cacharros (cariñosamente hablando), vehículos
anticontaminantes por excelencia.
Pero los tranvías desaparecieron en favor de
la circulación.
Hace más de ciento sesenta años que aparecieron en Madrid los
primeros tirados por mulas. La primera línea comenzó a funcionar el 3 de abril
de 1843, durante el reinado de Isabel II. El asiento costaba un real y el
encargado de recoger el dinero era el cobrador -nueva profesión- que se situaba
en la parte trasera. El conductor tenía una corneta o un clarín para avisar a
los pasajeros que esperaban.
En 1869 ya existían cuatro líneas:
línea 1: Paseo
de la Florida
(junto a la estación del Norte )- Barrio de Salamanca:
línea 2: Estación de
Atocha - Barrio de Pozas y Argüelles;
línea 3: Embajadores (Fábrica de Tabacos)
- Plaza de Chamberí y
línea 4: Fuentecilla (calle Toledo) - Plaza de Quevedo.
Las tres primeras pasaban por la
Puerta del Sol, que ya desde entonces se convirtió en el
centro de transportes urbanos y de transbordos.
Los primeros tranvías de mulas fueron
sustituidos por los de vapor, siendo el primero de ellos el instalado por el
marqués de Salamanca, uniendo el barrio del mismo nombre con la Puerta del Sol. Se inauguró
el 31 de mayo de 1871 y, en octubre del mismo año, se prolongó la línea hasta
Argüelles.
Al acto inaugural asistió en el último momento y por unos instantes
el Presidente del Gobierno, Salustiano Olózaga, quien se excusó por tener que
atender a las funciones de su cargo en el Parlamento.
Como miembro que era de la Real Academia de la Lengua, fue al acto para
recordar a los allí presentes que debía llamarse la tram-vía y no el tranvía,
sugerencia que como se ha visto, no prosperó.
Para los interesados la palabra
tranvía procede de Tram (raíl plano) y Way (vía).
El progreso siguió su curso y
en el último año del siglo XIX, empezaron a funcionar los primeros tranvías
eléctricos, que duraron hasta 1972. Las dos últimas líneas que quedaban en
Madrid, la 70 (Plaza de Castilla-San Blas) y la 77 (Pueblo Nuevo-Ciudad Pegaso)
desaparecieron el 2 de junio de 1972.
Del libro “Curiosidades y anécdotas de Madrid”, Isabel Gea.
Ediciones La Librería. 10ª edición. 6,50€.
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