Ir al contenido principal

«En Huertas, una puta en cada puerta»



Según la época, el llamado "oficio más antiguo del mundo" ha estado situado en distintos lugares de la ciudad. 

En los siglos XV y XVI existían dos zonas principales de prostitución: la calle de la Mancebía –hoy Arganzuela- esquina a la calle de Toledo y en la calle del Carmen, donde se hallaba una mancebía que fue trasladada al callejón de la Duda –detrás de la Puerta del Sol y paralelo a la travesía del Arenal- porque en su lugar se construyó el convento del Carmen (del que sólo queda la iglesia del Carmen en la calle de igual nombre). 

En el siglo XVII, el centro del mundo erótico de Madrid era la plazuela de San Juan -elevada hoy a la categoría de plaza- hasta el punto de que había un dicho popular alusivo a una calle cercana que decía «en Huertas, una puta en cada puerta»

Como en el siglo XVIII existían más de ochocientos burdeles en todo Madrid, Felipe V tuvo que concentrarlos en Antón Martín y Lavapiés. 

A finales del XIX, había varias cuevas donde las mujeres públicas se ganaban la vida. Éstas solían estar cercanas a los cuarteles, ¡que casualidad! Así las del Observatorio Astronómico se hallaban cerca del cuartel de María Cristina; las del Príncipe Pío junto al de la Montaña, y las que había cerca de la iglesia de San Francisco el Grande era por su proximidad a los cuarteles de San Francisco y del Rosario. 

Mención aparte se merece la antigua calle de Ceres -hoy Libreros- conocida, no por sus libros precisamente, eso vendría después, sino por sus mujeres. Éstas, con el tiempo, se desplazaron hacia las calles del Barco y Valverde, entre otras, además de la ya famosa calle de la Ballesta. 

En la actualidad, las zonas son mucho más amplias, desde las calles antes mencionadas y Gran Vía, Montera y alrededores, hasta las de Capitán Haya y aledaños. 

A principios de los años noventa, parte de la prostitución de trasladó a la Casa de Campo, en los alrededores del Parque de Atracciones. 

Para todos los gustos y bolsillos.



Del libro “Curiosidades y anécdotas de Madrid”, 2ª parte

Isabel Gea.

Ediciones La Librería. 5ª edición. 6,50€.


Comentarios

Entradas populares de este blog

¿Por qué los madrileños llaman Lista a la calle de José Ortega y Gasset?

La calle de José Ortega y Gasset recibió este nombre en 1955, cuando se eliminó su primera denominación, calle de Lista, el cual se asignó en 1871 y estaba dedicada al sacerdote, escritor y matemático sevillano del siglo XVII, Alberto Rodríguez Lista y Aragón.  A pesar de los años transcurridos desde que recibió su nueva denominación, popularmente, los madrileños la siguen llamando Lista, quizá también por la permanencia del nombre en la estación de metro. Del libro “Los porqués de Madrid”, Isabel Gea. Ediciones La Librería. ___ edición. ___ €. http://www.edicioneslalibreria.es/  

Origen del nombre de Moncloa

El distrito de Moncloa debe su nombre a los condes de Monclova (con v) ‑título que ostentan actualmente los duques del Infantado-, dueños de gran parte de los terrenos donde hoy se asienta el distrito.  Los condes residían en el antiguo palacete de la Moncloa el cual pasó a distintos propietarios y fue destruido durante la Guerra Civil, por ser toda esta frente de batalla.  El actual palacio de la Moncloa, mucho menor en tamaño, se construyó imitando el estilo antiguo del primitivo.  Del libro “Curiosidades y anécdotas de Madrid”, 2ª parte Isabel Gea. Ediciones La Librería. 5ª edición. 6,50€. http://www.edicioneslalibreria.es/

¿Por qué el edificio del Teatro Real tiene forma de ataúd?

El Teatro Real se construyó en el solar del antiguo teatro de los Caños del Peral que fue derribado por su mal estado en 1817. Un año más tarde, comenzó la construcción del nuevo teatro que se prolongó a lo largo de más de treinta años, siendo inaugurado en 1850 por la reina Isabel II. La planta del teatro resultó muy forzada por el solar que ocupaba, lo que había obligado al arquitecto Antonio López Aguado a articular la sala y el escenario de tal manera que quedaron muchos espacios vacíos así como un difícil tránsito a través de las alas y de las cajas de escaleras. Como la entrada por la plaza era de uso exclusivo para la familia real, y el público entraba por la fachada posterior en la plaza de Isabel II, los espectadores se veían obligados a recorrer interminables pasillos y escaleras. Pascual Madoz, en su Diccionario Geográfico señaló que «este edificio [el teatro] tiene la planta mas ingrata que para un edificio de esta clase ha podido elegirse». En cualquier calleje