Cuando los musulmanes invadieron la
Península, un herrero escondió en el años 712 la imagen de una virgen en un
cubo de la muralla de Madrid y así evitar que fuera profanada.
Y cuando Alfonso
VI conquistó Madrid, a pesar de los siglos transcurridos, nadie la había
olvidado. Tras nueve días de rezos y plegarias, el cubo de la muralla se
resquebrajó y apareció la imagen de la Virgen flanqueada por dos cirios que la
habían alumbrado a lo largo de 374 sin que se apagaran.
Cuenta el cronista Jerónimo de
Quintana que fue hallada junto a una casa que los árabes llamaban almud o almudena,
que traducido significa alhóndiga o alholí, lugar donde se guardaba el trigo y
llamándose por ello almudes las medidas de trigo. La imagen hallada tomó el
nombre así de Nuestra Señora de la Almudena.
La imagen se trasladó a la vecina
iglesia de Santa María, situada en la esquina de las calles Mayor y Bailén, y
cuando ésta fue derribada en 1868 para ensanchar la calle de Bailén, se
construyó la catedral frente al Palacio Real y dedicada a la Virgen de la
Almudena.
Del libro “Los
porqués de Madrid”, Isabel Gea.
Ediciones La Librería. ___ edición. ___ €.
Comentarios
Publicar un comentario