1- Llega un matrimonio y se pone a
ojear distintos libro él y ella “¿puedo ver ese libro?” señalando el de Las
calles de Madrid y yo “claro que sí, para eso están los libros, están diciendo
cógeme, cógeme”. Lo ojea y comenta “yo es que estoy buscando un libo antiguo
que explica el porqué de los nombres de las calles” y yo decido asesorarla
haciendo un repaso “el primero que se escribió, de Capmani (sí, con i latina),
fue en 1861 (más tarde caí que no era esta fecha sino 1863, pero bueno por dos
años...), luego el de Peñasco y Cambronero, en 1889, a continuación Pedro de
Répide escribió en un periódico, las calles de Madrid, en los años 20 y el
hombre no llegó a verlo publicado en libro porque se murió antes, y después
(señalando las dos versiones del mío (Los nombres de las calles de Madrid)
estos dos, uno es de los años 90 y este otro que ha salido el año pasado”. La
mujer coge los dos míos, los ojea “¿y cuál me recomienda?”,... “yo cogería
este, es el más reciente”. La señora dice que se lo lleva y entonces Peyo, que
es quien vende y cobra los libros le dice “ella la autora, si quiere se lo
firma” jajajajajajajajaja.
2- Un señor, con una gran cámara
colgando del cuello me dice “a mí no hace falta que me escriba una dedicatoria
larga (es que me enrollo mucho en las dedicatorias), se lo firmo y me dice “¿le
puedo hacer una foto?” “¡claro que sí, faltaría más!” y se marcha todo
contento. La señora que estaba detrás esperando que le firmara uno me dice “a
mí me encantan las dedicatorias largas” y le escribo una que casi ya se me
acaba la página y no hay apenas sitio para firmar y ponerle la fecha. Se marchó
toda satisfecha.
3- Una señora esperó a que
terminara la cola de firmar y me dice “solo quería decirle que tengo todos sus
libros, desde que empezó a publicarlos hace 30 años (¡qué barbaridad, ¿tantos
años ya? Luego eché cuentas y qué va, son 24 años desde que publiqué el
primero), y que me encanta como escribe, lo clarito y conciso que lo hace, se
le entiende todo muy bien”, “muchas gracias, me va a sacar usted los colores”,
“no mujer, siga usted escribiendo que me encanta leerla”, “muchas gracias, de
verdad”.
4- “Estoy buscando un libro sobre
la Casa de Campo” y Peyo le dice que no lo tienen en esa caseta, que se lo han
preguntado ya varios pero no sabe cuál es, y yo “¿es un libro grande, así de
gordo y con la solapa que sale la Casa de Campo y un cielo azul precioso
encima?”, “sí, ese es”, “pues es de la editorial Lunwerg, y ya es un poco
antiguo, lo mismo está descatalogado”. Y Peyo busca en el folleto el índice de
las casetas y le indica cuál es la de Lunwerg. Y ya cuando el hombre se iba a
marchar le digo “si está descatalogadp –porque Peyo le dijo que podría haber
esa posibilidad-, mire en Iberlibro, que ahí seguro que lo tienen”. Y se marcha
en dirección a la caseta indicada dando las gracias efusivamente.
5- Un señor que trae mi “Guía
visual de arquitectura” y me dice en voz bajita “¿Me lo puede firmar? Perdone
pero lo he comprado en otra caseta”, se disculpa, “nada que perdonar, me lo van
a pagar igual, da lo mismo en qué caseta se compre” y se lo firmé y le dije
“muchas gracias por contribuir a mi sueldo del año que viene, y que le guste” y
señalando a Peyo le digo “el padre de este señor dibujó la mitad de los
edificios” y le dice “pues dígale que están muy bien dibujados, son
preciosos!”.
6- Un chico y una chica tienen dos
libros míos en la mano “Madrid curioso” y “Los porqués de Madrid” y me pregunta
ella “¿cuál de los dos me recomienda?” y yo, levantando los hombros... “pues
los dos, claro” y ella “mejor uno de momento ¿qué diferencia hay entre los
dos?” “pues el de los porqués son preguntas como por ejemplo “¿por qué la
Puerta de Alcalá tiene las dos caras diferentes? Y el del Madrid curioso son
curiosidades y anécdotas de Madrid. Mejor os lleváis uno cada uno y os los intercambiáis”
digo pícaramente a ver si cuela. La chica escoge el Madrid Curioso” y le digo
“pues te quedas sin saber por qué la Puerta de Alcalá no tiene las dos caras
iguales” y ella riéndose “lo compraré más adelante”. Y le firmé el “Madrid
curioso”.
7- Un matrimonio mayor me pide él
que le firme dos libritos de dos distritos de Madrid “¿a quién se lo dedico?”
“a Eduardo y Carmen”, “vale”, se lo firmo, se lo entrego y pregunto “¿y este
otro”, “a Eduardo y Carmen” y yo, “ah no, a Carmen y Eduardo, ya se sabe... la
paridad” se echan a reír y dice él “pues a Carmen y Eduardo, tanto monta, monta
tanto”. Y se van tan contentos.
Y así, entre firmas y risas se pasaron las dos horas y media en un
santiamén. ¡Gracias a tod@s por venir! :))))
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