«Manzanares, Manzanares,
arroyo,
aprendiz de río,
platicante de Jarama,
buena pesca de maridos...
y aunque
un arroyo sin bríos
os lave el pie diligente,
tenéis un hermoso puente
con esperanza de "río"».
(Lope de Vega).
«Duélele de ese puente, Manzanares:
mira que dice por ahí la gente
que no eres río para medio puente
y que eres
un río para treinta mares».
(Góngora).
Se cuenta que Ventura de la Vega decía que cuando llovía
en Madrid, el río pedía a gritos un paraguas.
Según la condesa D'Aulnoy, en los
meses de junio y julio del siglo XVII, el cauce estaba tan seco que era
utilizado para carreras de carruajes, llegando a haber -siempre según la condesa-
¡más de dos mil!
Y sin embargo se dice que tras las inundaciones de 1434,
varios puentes que cruzaban el río fueron destruidos, quedando tan sólo uno,
por lo que hubo que utilizar balsas y barcas para poder cruzar el río.
¿A que
no sabían que hasta finales del siglo XVI el río recibía el nombre de
Guadarrama? Pues es cierto.
Del libro “Curiosidades y anécdotas de Madrid”, Isabel Gea.
Ediciones La Librería. 10ª edición. 6,50€.
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