¿Se acuerdan del tan burlado río
Manzanares? Pues hay quien ha intentado recorrerlo en barca.
Un intrépido y
utópico deportista del siglo XIX dijo que estaba dispuesto a recorrer el
Manzanares desde el Pardo hasta Vaciamadrid. El numeroso público ‑¡incrédulo!-
se congregó a ambos lados del río esperando ver pasar al decidido navegante que
había retado al Manzanares. Mas ¡ay!, pocos fueron los que pudieron verle,
porque al poco de salir del Pardo, tuvo que desistir por falta de agua. Una vez
más, el río se había mostrado tal cual era: pobre en aguas.
A principios del siglo XX, un
concejal tuvo la feliz ocurrencia de hacer una estadística de ahogados en el
río, arrojando la cifra de veintinueve en tan sólo tres años, «más que en el
Sena», comentó. Pero tuvo que aclarar a los demás concejales en el
pleno municipal, que habían muerto ahogados, pero no por culpa del agua -que no
era suficiente- sino por arrojarse y golpearse la cabeza contra el fondo del
río.
A pesar de todo, nuestro aprendiz de río, con sus sesenta kilómetros de
longitud, puede sentirse orgulloso de constituir un auténtico yacimiento
paleolítico con innumerables restos hallados en sus orillas y de haber sido retratado
por el maestro Francisco de Goya.
Del libro “Curiosidades y anécdotas de Madrid”, Isabel Gea.
Ediciones La Librería. 10ª edición. 6,50€.
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