Las Cavas Baja y la de San Miguel,
deben su nombre a que en tiempos de los árabes, no eran tales calles, sino unos
fosos o minas subterráneas que los propios árabes tenían para entrar o salir en
caso de guerra sin ser vistos. Eran utilizados tanto por los árabes como por
los cristianos, dependiendo de quienes dominaban la ciudad.
A pesar de los sugestiva que parece
esta afirmación, nada de ello hay cierto. Nada se sabe de minas que utilizaran
los árabes o los cristianos para salir y entrar sin ser vistos. Las Cavas Baja y
de San Miguel constituyeron el foso defensivo que rodeó la muralla cristiana por
el este cuando ésta se construyó en el siglo XII y que se nutrían del agua de
la laguna existente en lo que hoy es la Plaza
Mayor y de la otra laguna situada frente a la Puerta Cerrada , en la plaza de
igual nombre.
Al ser derribada la muralla, las cavas fueron rellenadas
convirtiéndose en las calles que hoy conocemos.
Del libro “Curiosidades y anécdotas de Madrid”, Isabel Gea.
Ediciones La Librería. 10ª edición. 6,50€.
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