¿Quien no se ha fijado, al esperar
las largas colas frente a un cine, en los grandes carteles que representan
actores y escenas de películas?
Se miran distraídamente para matar el tiempo de
la espera. Estos murales son obras de los llamados cartelistas de cine, muchos
de los cuales se dedicaron a este oficio al acabar la Guerra Civil porque no había
dinero.
En los años sesenta llegaron a ser más de cien, de los que ahora sólo muy
pocos que trabajan en solitario, realizando sus obras en pocas horas. Cada vez
son menos los que se dedican a esta profesión, principalmente por su mala
remuneración.
Para su ejecución no utilizan óleo sino temple, dado que su
secado es mucho más rápido. Una última cosa antes de terminar, los carteles son
reciclables. Se pintan, se despintan y se vuelve a pintar encima una y otra
vez
Del libro “Curiosidades y anécdotas de Madrid”, Isabel Gea.
Ediciones La Librería. 10ª edición. 6,50€.
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