Como este año no se ha fumigado, las larvas de la galeruca,
un pequeño escarabajo, han crecido a sus anchas y ahora, el coleóptero dispone
de un exquisito manjar: las hojas de los olmos. Y ya es una auténtica plaga la
que se ha extendido por el Parque Lineal del Manzanares y zona sur de la
Comunidad de Madrid.
Y suma y sigue. Tanta austeridad y tanto recorte no puede
ser bueno. Hace años los olmos de Madrid ya sufrieron la grafiosis y casi los esquilmó y ahora, la galeruca que campa a sus
anchas como Pedro por su casa.
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