“Volverán las oscuras
golondrinas en tu balcón sus nidos colgar, y, otra vez, con el ala a sus
cristales jugando llamarán” escribía Gustavo Adolfo Bécquer en una de sus
famosas rimas. Y es que las golondrinas africanas vienen de veraneo a Madrid,
buscando un buen clima para construir sus nidos bajos los aleros de las casas.
Un grupo de golondrinas que fueron marcadas con un
geolocalizador en un aparcamiento de la Universidad Autónoma de Madrid y
gracias a dos de ellas se sabe que recorrieron 4.500 kilómetros en 40 días
cruzando el estrecho de Gibraltar. Marruecos, y el desierto del Sáhara hasta
llegar a su destino final, la sabana y bosque tropical de Sudán.
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