¡Menos
mal porque era de los más molesto! Y a mí, que me ven con cara de guiri porque
llevo melena rubia (de momento) y la cámara de fotos siempre en la mano, hasta
han llegado a ofrecerme sus productos (calamares y demás) ¡en inglés! “¡Oiga,
que soy madrileña! ¡Perdone usté, puede pedir lo que quiera en nuestra terraza!
De momento, no, gracias”.
¡Qué
pesados eran! A ver si ya nos dejan pasear por la Plaza Mayor tranquilamente,
eso sí, con una pinza en la nariz porque el olor de la citada plaza, declarada
BIC, como lo ha recordado Ana Botella, no invita al paseo precisamente.
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