Vaquerías hubo muchas repartidas por
Madrid, pero cabrerizas menos.
En la calle de Calderón de la Barca número 4 hubo una que
cada mañana vendía leche directamente ordeñada de las cabras ante el público.
Cuando el cabrero terminaba, se llevaba a sus animales a comer pasto, para
garantizar así la leche del día siguiente.
Del libro “Curiosidades y anécdotas de Madrid”, Isabel Gea.
Ediciones La Librería. 10ª edición. 6,50€.
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