Madrid nunca ha podido presumir de
ser una ciudad limpia hasta hace pocos años que, afortunadamente, para sus
habitantes, hay una mayor educación cívica y se utilizan las papeleras.
Como
decía el alcalde Tierno Galván, no se trata de limpiar más, sino de ensuciar
menos.
El descuido en cuanto a limpieza viene de muy antiguo.
Ya en 1562, al
año de ser trasladada la Corte
a Madrid los regidores no tuvieron más remedio que poner en práctica las
primeras Ordenanzas de la Villa ,
para evitar que se arrojasen desde las ventanas a las calles y plazas los
estiércoles, inmundicias y aguas corrompidas, además de animales muertos.
Sólo
limpiar los alrededores del Palacio Real durante un mes supuso invertir un
total de 206.717 maravedís.
Del libro “Curiosidades y anécdotas de Madrid”, Isabel Gea.
Ediciones La Librería. 10ª edición. 6,50€.
Comentarios
Publicar un comentario