Trescientos años más tarde, la
situación no había cambiado.
En 1862, el barón Davillier y Gustavo Doré,
realizaron un viaje por España, cuyas impresiones quedaron reflejadas en el
libro titulado Viaje por España e
ilustrado por Gustavo Doré.
Como las casas no tenían lugares apropiados para
arrojar los desperdicios, el barón explicaba que por las noches se tiraban por
las ventanas
«Cosas que no me atrevo a nombrar. De manera que al enamorado
español que pasa por la calle sin hacer ruido, se ve inundado algunas veces
desde la cabeza a los pies, aunque se haya perfumado antes de salir de sus
casa, se ve obligado a volver a toda prisa a cambiarse. Esta es una de las mayores incomodidades de la ciudad y la hace tan sucia y
maloliente que no se puede transitar en las mañanas por ella».
Como se puede
comprobar al grito de "agua va", no sólo agua venía de las ventanas.
Del libro “Curiosidades y anécdotas de Madrid”, Isabel Gea.
Ediciones La Librería. 10ª edición. 6,50€.
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