El llamado "cáncer de la
piedra", producido por la contaminación, destruye en poco tiempo más que
miles de años de erosión climatológica. Prueba de ello la tenemos en el templo de Debod.
En los dos primeros
años de estancia en Madrid sufrió más deterioro que en los miles que pasó en el
desierto de Assuán. El clima y la contaminación, sobre todo esta última, han
hecho que el templo tuviera que ser restaurado urgentemente en 1983, a los quince años de
su instalación en nuestra ciudad.
Y ¿qué hace un templo egipcio en una
ciudad como Madrid?
El templo de
Debod, cuyo significado es morada o casa, es un monumento internacional
procedente del valle egipcio de Nubia.
Construido por el faraón Azakheramón, en
honor al dios Amón en el siglo IV antes de Cristo, fue reconstruido en 1907.
Cuando comenzó la construcción de la presa de Assuán, el templo fue trasladado
a la isla de Elefantina, hasta que, en 1968, la Unesco dio la voz de alarma
por el gran número de monumentos que la presa amenazaba con hacer desaparecer.
Para evitar la pérdida de éstos, se inició una campaña de solidaridad
internacional, entregando a cada país que lo solicitase un monumento o parte de
él.
En ese mismo año, el presidente de Egipto, Gamal Abdel Nasser, donó a
España el Templo de Debod como muestra de amistad.
Del libro “Curiosidades y anécdotas de Madrid”, Isabel Gea.
Ediciones La Librería. 10ª edición. 6,50€.
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