Que no es la única.
Cuentan de él que
cierto día, mientras oía misa en la iglesia de Atocha, se le acercó un fraile
pidiendo para las ánimas del purgatorio.
El conde le entregó un ducado.
«Acabáis de librar un alma», le dijo el fraile.
El conde entregó otro ducado, «otra más
redimida», le respondió.
Entregó un
tercer ducado y otro más, respondiendo entonces el fraile que las almas ya
estaban en el cielo.
A la vista de esto, el conde, con picardía e ingenio, le
dijo: «Entonces, devolvedme mis ducados, puesto que las almas ya están en el
cielo, no hay que temer que vuelvan al purgatorio».
Del libro “Curiosidades y anécdotas de Madrid”, Isabel Gea.
Ediciones La Librería. 10ª edición. 6,50€.
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