Nuestra
querida y nunca bien ponderada alcaldesa piensa que los radares que hay Madrid
son pocos y anda buscando más puntos donde colocarlos y pillar a la gente. Uno
de ellos, será en la glorieta Elíptica, para los coches que entren en el
subterráneo a toda velocidad en dirección a Madrid.
¡Señor,
señor, qué cruz tenemos con los radares, en Madrid y en el resto de España! Es
vergonzoso que en los Presupuestos Generales del Estado se incluya una cifra
escandalosa de recaudación por multas cada años, de donde se deduce, como
siempre, el afán confiscatorio.
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