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Historia de una foto



Cuando hago fotos de mi Madrid del alma, me concentro en un punto y estoy atenta a ambos lados para que no se me cruce un coche, una persona, un pájaro, un niño corriendo... intentando conseguir que la foto quede perfecta. Al descargar las fotos en el disco duro, la gran mayoría de las veces, no consigo la instantánea que yo buscaba, o bien el encuadre no hacía justicia, o una paloma se cruzó volando en el mismo instante de apretar el disparador, o aparece de improviso una persona. Es difícil conseguir la foto perfecta.

Hay ocasiones sin embargo -aunque son las menos- que me llevo una sorpresa porque el resultado final supera con creces lo que yo pretendía. Tal es el caso de la que he escogido para mi felicitación de este año. La foto la hice en las navidades de 2007 -¡cómo pasa el tiempo!- en el recorrido nocturno fotografiando las luces navideñas para la correspondiente felicitación pero la deseché para el montaje que suelo hacer con distintas fotos. Siete años más tarde la he rescatado porque es una de esas instantáneas que quedaron mucho mejor de lo que yo esperaba. El hombre encorvado que camina solo por la plaza de la Villa –para mí la plaza más bonita de Madrid-, se “coló” inesperadamente en el encuadre. Yo no le vi pasar, pero al visionarla en pantalla, ahí estaba, realzando la belleza de la plaza, invitándonos a reflexionar sobre la soledad. Cuánta gente pasa la navidad en una soledad impuesta, no buscada.

Un toque de “Photochóp” para conseguir el efecto lupa y dar protagonismo al hombre solitario, y otros toques de dibujo, han hecho el resto de la composición.  Y gracias a René Guzmán, el mejor profesor del mundo mundial que, con infinita paciencia, me ha enseñado a dibujar con el Adobe Illustrator desde cero, ha sido posible hacer esta felicitación con la cual, os deseo, a tod@s mis amig@s y familiares, presentes y ausentes, una...

¡feliz navidad a tod@s y, que ojalá, no la paséis en soledad!

Mayrit


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