El general de Marina, Jorge Juan, fue
enterrado en la iglesia de San Martín (situada en la plaza del mismo nombre).
Cuando José Bonaparte mandó derribarla, sus restos fueron trasladados al
Ayuntamiento, recibiendo los honores de capitán general. Posteriormente se
perdió su pista, aunque, según Mesonero Romanos en su libro El antiguo Madrid, se teme que los
restos «yazcan ignorados en algún rincón o sótano de la Casa Consistorial».
Hay dos cosas verdaderamente típicas de Madrid: el traslado o
"baile" de estatuas y monumentos de un lugar a otro y la pérdida de
restos de personas ilustres, de las que en ambos casos he dado pruebas más que
suficientes.
Del libro “Curiosidades y anécdotas de Madrid”, Isabel Gea.
Ediciones La Librería. 10ª edición. 6,50€.
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