Hasta hace unos años, la profesión de
limpiabotas estaba muy extendida por Madrid, tanto en salones al uso como en
las calles. Hoy, cada vez se ven menos, salvo en unas pocas calles céntricas
como la Gran Vía
o la Puerta
del Sol.
El limpiabotas es una profesión a extinguir frente a la era de los
ordenadores, que no tardando mucho, serán capaces hasta de limpiar los zapatos.
Ya existe en el mercado un aparatito eléctrico que limpia y da brillo al
calzado en pocos minutos.
Pero para los amantes de lo antiguo y tradicional
queda todavía algún salón de limpiabotas como Casa Exérez, en el número 11 de
la calle José Ortega y Gasset (antigua Lista) que conserva el sillón corrido
con reposa pies de bronce y cajoneras debajo, donde se guardan los útiles de
trabajo.
Del libro “Curiosidades y anécdotas de Madrid”, Isabel Gea.
Ediciones La Librería. 10ª edición. 6,50€.
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