El bonito Puente de Segovia cuenta en su
historia con una curiosa anécdota, que me deja perpleja.
Cuenta Pedro de Répide
que una de las bolas de adorno que hay en el pasamanos, estuvo presa en el
patio de la Casa
del Verdugo (en la calle del mismo nombre y hoy conocida por Santo Tomás) por
ocasionar la muerte de un niño al desprenderse.
Y para colmo, en los años veinte,
en el mismo lugar en que faltaba la bola, se cayó un anciano. Lo que no he
conseguido averiguar es el tiempo que permaneció presa la citada bola.
Del libro “Curiosidades y anécdotas de Madrid”, Isabel Gea.
Ediciones La Librería. 10ª edición. 6,50€.
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