Boiki llegó al Hospital Clínico Veterinario Complutense
aquejado de una fuerte infección dental. Su dueño, un empresario británico
propietario de una empresa de animales para
espectáculos le metió en una jaula y ale, pa’Madrid.
El equipo médico le
anestesió y, tras un examen radiológico, comprobó que el felino tenía un
colmillo fracturado en la raíz que le estaba provocando una infección dental
desde hacía varios meses. Así que el “dentista” procedió a su extracción: la
pieza medía entre 10 y 12 cm y un diámetro de unos 8 cm, más grande que un dedo
humano.
Parte médico: el felino se encuentra en perfectas
condiciones y el cirujano informó a los allí presentes que «el león, semi-domesticado, se despertó, miró al equipo
de veterinarios y "movía la patita como un oso de peluche".»
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