Además de la "casa del ataúd", existió también
una calle del Ataúd, que en la actualidad recibe el nombre de travesía de
Trujillos.
Y se llamó de aquella manera porque en ella vivían los enterradores
del cementerio del cercano convento de San Martín (en la plaza del mismo
nombre), los cuales, tenían siempre consigo un ataúd para los entierros de
caridad.
Como esto se consideraba humillante, hasta los más pobres procuraban
costearse su féretro, para no figurar en las listas de los entierros de
limosnas.
Del libro “Curiosidades y anécdotas de Madrid”, Isabel Gea.
Ediciones La Librería. 10ª edición. 6,50€.
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