Hoy en día se levantan inmensos edificios por doquier,
las torres de Colón, la Torre
de Madrid, la de Valencia, Torres Blancas y las del AZCA, son un claro ejemplo.
Pero no ha sido así de fácil siempre.
En tiempos de Felipe IV, sólo se permitía
la construcción de una torre por edificio. El que quisiera levantar más de una
debía de obtener un poder.
En el Diario
de viaje por España, Antoine de Brunel cuenta que un hombre pidió permiso
para la construcción de una sola torre pensando en que sería muy difícil que le
dejaran construir dos. Así cuando le fue concedido el permiso levantó dos
torres ante el asombro general. Cuando fueron a reclamarle, el hombre les
contestó que tenía permiso para construir una torre y que para la otra había
conseguido una concesión particular del rey y su Concejo. Y así quedó la cosa.
Del libro “Curiosidades y anécdotas de Madrid”, Isabel Gea.
Ediciones La Librería. 10ª edición. 6,50€.
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