Las leyendas tienen siempre un especial encanto y
misterio, como esta de la parroquia de San José, ocurrida a mediados del siglo XIX
durante una fiesta de carnaval.
Un joven diplomático conoció a una bella joven
vestida de negro y con antifaz, y que llevaba además unos guantes blancos y una
rosa, blanca también prendida en el vestido. Estuvieron bailando toda la noche.
La enigmática joven, sin quitarse la máscara durante la noche, no reveló su
nombre. Cuando terminó el baile, la joven llevó a su acompañante a la parroquia
de San José, situada en la calle Alcalá esquina a la Gran Vía y, señalándole
un catafalco donde reposaba un ataúd, le explicó que esa misma mañana, ella
estaba allí dentro y se despidió sin más del diplomático.
Al día siguiente éste
leyó en la prensa que en el día se celebraría el funeral por una joven condesa.
Del libro “Curiosidades y anécdotas de Madrid”, Isabel Gea.
Ediciones La Librería. 10ª edición. 6,50€.
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