En los corrales de comedias, era costumbre que tanto
actores como espectadores se arrodillaran cada vez que oían la campanilla que
avisaba el paso del viático.
Cierto día de 1823, en un corral de comedias de
Madrid, la representación duró más de lo habitual por culpa de unos oficiales
de una guarnición francesa que habían comprado una campanilla con el mismo
sonido que la utilizada por el viático.
Interrumpieron la actuación media
docena de veces haciendo que todos se arrodillaran e impidiendo que el galán
declarara su amor a su amada.
Del libro “Curiosidades y anécdotas de Madrid”, Isabel Gea.
Ediciones La Librería. 10ª edición. 6,50€.
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