El antiguo estadio Vallehermoso es un gigantesco agujero de
12 metros de profundidad que ha costado 5,4 millones de euros. Fue lo que nos
costó a todos los madrileños su derribo. El anterior alcalde, Alberto
Ruiz-Gallardón, ordenó su derribo en 2008 para construir en su lugar la pista
olímpica de atletismo de ocho calles y un aforo para 10.000 espectadores. Nada
se llevó a cabo ni hay proyecto para este inmenso socavón. El polideportivo
inaugurado por Ana Botella hace poco tiempo ocupa tan solo un cuarto de la
superficie total del antiguo estadio.
Hay que recordar que el estadio Vallehermoso se construyó en
terrenos que anteriormente fue el cementerio de San Martín. Y hoy, seis años
después, de la demolición del estadio, el solar vuelve a ser un cementerio,
como señala El Mundo: «el de los proyectos urbanísticos faraónicos que nunca
dejaron de ser un mero papel»
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