Pues sí, el cuadro de las vacas de Cibeles, lo envió un
arrepentido remitente anónimo a la redacción de El País. Un sobre abultado
contenía la obra que estaba doblada y con una raja en un lateral.
Ahora solo falta que aparezcan el resto de las 200 obras
desaparecidas del inventario, entre ellas, el cristo crucificado a tamaño real
tan difícil de sacarlo por la puerta como si de un nazareno penitente se lo
hubiera echado al hombre.
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