De todos ellos, salvo el de la duquesa de Bermejillo, que
está en Eduardo Dato, hay un librito de una tal Isabel Gea, dedicado al Paseo
de la Castellana, en la colección Pequeña Biblioteca de Madrid (Ediciones La
Librería) que es un resumen de un libro, muy completo sobre el tema, que se
publicó allá por 1990, concretamente salió a la calle del día de la Virgen del
Carmen de dicho año y que, desgraciadamente, está descatalogado desde hace
muchos años.
En dicho libro no solo aparecen los palacetes
sobrevivientes, también están los que sucumbieron a la piqueta como los de los
duques de Larios (hoy en su lugar la embajada de Estados Unidos), el de Indo y
después del duque de Montellano (edificio de la aseguradora La Unión y el
Fénix, hoy Mutua Madrileña), el del duque de Anglada (hotel Villa Magna), los
hoteles del conde de Romanones, de la infanta doña Eulalia de Borbón y de la
conocida como “la dama de las Patillas”, que no era otra que Baldomera Larra,
la hija del escritor romántico que se pegó un tiro por amor y que estuvieron
situados bajo el puente que une Eduardo Dato con Juan Bravo; la famosa Huerta
de Cánovas, un palacio con jardines y huerta propia, en la que Cánovas del
Castillo y su esposa, la marquesa de la Puente y Sotomayor recibían a sus
invitados con fresas recién cortadas de las matas o con otros productos
frescos, y que estuvo situado donde hoy se levanta el edificio de Catalana
Occidente, en la glorieta de Emilio Castelar, etc.
Un libro de 222 páginas que recoge toda la historia de los
paseos de Recoletos y Castellana desde sus orígenes, con las famosas huertas de
Juan Fernández (citada por Tirso de Molina), las de España y La Chilena luego
Villa Olea, hasta los últimos grandes edificios de Azca, escrito por Isabel Gea
en colaboración con Francisco Azorín y publicado, igualmente, por Ediciones La
Librería. (A Jacinto le encantó el libro, me consta).
Jamás debieron desaparecer estos palacios y palacetes que
tan bien hermosearon el paseo de la Castellana y que, hoy, habrían sido un fiel
reflejo de lo que fue el Madrid de finales del siglos XIX y principios del XX.
Ale, menudo “peazo” artículo de crítica (constructiva) ha
largado la tal Isabel Gea, haciendo publicidad de un libro que ya está
descatalogado pero que seguramente, aún se podrá localizar en Iberlibro.
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