Como todos los años, por San Isidro se celebra la Feria de la cacharrería en la plaza de las Comendadoras. Y ahí me pasé esta tarde porque hace unos días se me partió la cazuela -¡qué disgusto!
- y he comprado otra, y además, esta vez con tapadera. Y resulta que el feriante era de Madrid, La cacharrería se llama el negocio y pensé que sería el de la calle Echegaray y no, me dijo que estaba en Doctor Castelo.
Sigo cocinando como antaño: en cazuela de barro, a fuego lento, removiendo de vez en cuando, añadiendo agua si hace falta “para asustar”, por ejemplo, las alubias blancas, así se decía cuando yo era pequeña. Pero no solo los platos de cuchara, también cocino las costillas con patatas, los estofados de ternera, el pollo a la sidra (o a la cerveza), las patatas a la riojana... y los arroces, todos en la cazuela.
Aunque mi padre me regaló hace muchos años una olla rápida, apenas la uso.
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