José de Ribera, conocido por el Españoleto, recibió el encargo de la madre superiora del convento de Santa Isabel de pintar un cuadro que representara la Inmaculada.
La pintura ha pasado a la posterioridad por una desdichada anécdota.
El pintor utilizó como modelo a su hija Margarita, conocida por ser la amante de Juan de Austria, el hijo bastardo y predilecto de Felipe IV.
El cuadro fue colocado en el altar de la iglesia del convento, pero la madre superiora, al enterarse de quién había sido su modelo, lo consideró una profanación y prohibió a las monjas que rezaran ante él.
Otro pintor, Claudio Coello, recibió el encargo de repintar de nuevo la cara, borrando así la de Margarita, sin pensar en el destrozo artístico que esto suponía.
Del libro "Curiosidades y anécdotas de Madrid 2ª parte". Isabel Gea.
Ediciones La Librería. 4ª edición.
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