La fuente de Cibeles fue diseñada por Ventura Rodríguez. Los
leones, obra de Roberto Michel, se construyeron en mármol de Montesclaros
(Toledo) y la diosa fue construida por Francisco Gutiérrez con piedra de Redueña.
En 1895 los escultores Miguel Ángel Trilles y Antonio Parera realizaron los
amorcillos que arrojan agua desde un ánfora, situados en la parte trasera del
carro. Éstos se pusieron para evitar el desagrado que podía resultar a los ojos
contemplar la espalda y la parte trasera de la carroza al ser trasladada la
fuente antes al centro de la plaza y mirando hacia la Puerta del Sol, como se
ha dicho. Los madrileños con sorna y gran sentido del humor, al ver los
amorcillos que habían sido colocados en la parte trasera del carro dijeron que
la diosa había tenido dos niños y que el padre de las criaturas había sido el
conde de Romanones, el entonces alcalde de Madrid.
Para su
construcción Ventura Rodríguez eligió el mármol blanco de Montesclaros
(Toledo). Se tardaron noventa y dos días en traerlo desde las canteras de dicha
localidad. Fue preciso utilizar el doble de ganado que se pensó inicialmente
para traer las noventa y seis piezas que Ventura Rodríguez había acordado que
se necesitarían. En 1780 un vecino de Madrid, Pedro de la Paliza, se ofreció a
traer la piedra con su ganado. Necesitó no sólo más ganado de lo inicialmente
previsto sino mayor número de días para el traslado. Sólo para traer la piedra
de mayor peso, unos 7.184 kilos, necesitó veinticinco días y nueve pares de
bueyes. Pedro de la Paliza no calculó que con su propio ganado no tendría
suficiente, no previó la muerte de algunos de sus animales por el camino dadas
las condiciones adversas –falta de pastos y ausencia de camino con calzada- por
lo que tuvo que recurrir a ganado ajeno. Se trasladaron 1.138 arrobas de piedra
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