Estaba en el paseo de Recoletos esquina a la plaza de Cibeles y la calle de Alcalá.
El regidor Juan Fernández compró parte de los terrenos al Concejo y otra parte a los herederos de Alonso Barragán en 1615, creando la famosa huerta, uno de los lugares frecuentados por poetas y artistas para sus tertulias.
Del regidor apenas se sabe nada, tan sólo que mandó construir la llamada Torrecilla para la música, en el paseo del Prado, y murió en 1632.
La huerta la heredó su hija María Fernández de Olalde y posteriormente su nieto Juan quien la vendió en 1652 al conde de Salinas y de Ribadeo, duque de Híjar y marqués de Alenquer, don Rodrigo de Silva y Sarmiento de Villandrando y de la Cerda que la incorporó a la posesión de la casa de Buenavista (hoy Cuartel General del Ejército).
La huerta, según el conde de Polentinos que cita a Tirso de Molina «era una gran extensión de terreno de bosquecillos, gran cantidad de flores, sobre todo rosas y claveles; un gran estanque; hermosos caños de agua que, además de servir para el riego, surtían unos lavaderos que estaban en un extremo de ella».
Según el marqués del Saltillo tenía «lavaderos con agua abundante, (...), jardines escalonados con árboles frutales, y flores que servían de adorno en gran número».
Del libro "El Madrid desaparecido". Isabel Gea. Ediciones La Librería. 15,50€.
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