La madrileña plaza de Antón Martín se hizo famosa porque en ella tuvo lugar un motín no menos famoso: el llamado motín de Esquilache.
Esquilache fue uno de los ministros de Carlos III que tuvo la feliz ocurrencia de ordenar sustituir la capa larga y el sombrero redondo por la capa corta y el sombrero de tres picos, cosa que no sentó nada bien a los moradores de esta Villa y Corte.
Con esta medida (el ministro, que si ya de por sí era impopular, aumentó más su impopularidad) se pretendía corregir de alguna forma los crímenes nocturnos.
El 23 de marzo de 1766, día en que empezaba a regir la orden, parece ser que en la plazuela de Antón Martín se rebelaron unos cuantos.
Todo empezó cuando a primeras horas de la tarde, se pasearon algunos hombres con las prendas prohibidas frente a un cuartel que allí había, provocando a los soldados. Uno de éstos intentó cortar la capa de uno de los rebeldes, lo que provocó que tanto el hombre de la capa como los demás se alzaran contra los soldados.
Al mismo tiempo, un grupo de exaltados asaltó la residencia de Esquilache, la famosa "casa de las siete chimeneas", hoy ministerio de Cultura.
Cuando el ministro fue sustituido posteriormente por el conde de Aranda, éste, sutilmente, consiguió que se cumpliera la orden, decretando que el chambergo y la capa larga lo usaran los verdugos y sus ayudantes. En esta ocasión, los madrileños obedecieron pacíficamente y a partir de entonces comenzaron a usar la capa corta y el sombrero de tres picos.
Del libro "Curiosidades y anécdotas de Madrid". Isabel Gea.
Ediciones La Librería. http://www.edicioneslalibreria.es/ 10ª edición. 6,50€
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