Mientras los reyes de la casa de
Austria se dedicaron a fundar conventos, la ley desamortizadora de Mendizábal
de 1836 hizo todo lo contrario: se "cargó" una buena parte de ellos.
Antes de la desamortización había un total de sesenta y cinco conventos (34 de
religiosos y 31 de religiosas).
De los treinta y cuatro de religiosos, diez
fueron demolidos, construyéndose en su lugar edificios privados, públicos o
plazas públicas; doce fueron cedidos para otros usos; cinco cedidos a
particulares y otros cinco fueron devueltos «por derecho de reversión».
En cuanto a los conventos de
religiosas, del total de treinta y uno, dieciocho fueron conservados por las
monjas, siete derribados, dos se destinaron a otros usos y el resto fueron
devueltos.
Esta ley desamortizadora fue aprobada en 1835 y se aplicó al año
siguiente. Se pretendía con ello amortizar las deudas que tenía el país debido
a la guerra carlista, prohibiéndose los conventos de menos de veinte religiosos
y limitando a uno sólo por orden dentro de una población.
Por ello, se
vendieron muchos conventos, y los derribados lo fueron por falta de compradores.
Afortunadamente, de la época de los Austrias aún podemos contemplar algunas de
sus obras, tales como los conventos de las Descalzas y de la Encarnación , entre
otros.
Del libro “Curiosidades y anécdotas de Madrid”, Isabel Gea.
Ediciones La Librería. 10ª edición. 6,50€.
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