Por increíble que parezca, a finales del siglo XV, Madrid
ya tenía problemas de tráfico, un tráfico distinto, por supuesto, del que
existe hoy. No hay más que ver las estrechas calles llenas de curvas y
recovecos del casco antiguo para comprender que los aguadores eran, en parte, los causantes de
los atascos.
Como al parecer los aguadores iban como locos, un Acuerdo del Concejo
ordenaba a éstos que:
«no vayan corriendo con los asnos porque acaece topar
e derribar a muchas personas e hacer muchos daños».
Aunque hace ya tiempo que
no tenemos a estos profesionales del reparto del agua, están los numerosos
automovilistas y motoristas, y hay cada uno... que va a lo loco, como si le
fuera la vida en el trayecto.
Del libro “Curiosidades y anécdotas de Madrid”, Isabel Gea.
Ediciones La Librería. 10ª edición. 6,50€.
http://www.edicioneslalibreria.es/
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