Peñuela, según el
diccionario, es diminutivo de peña o cerro, de ahí que tanto el nombre de la
calle, como de la plaza y de la desaparecida estación de Peñuelas proceden,
según Pedro de Répide, de la antigua peñuela, denominada de Santa Isabel y que
data del siglo XVII.
Hoy nada queda de esta peñuela, tan sólo el barrio que mantiene el nombre
Hoy nada queda de esta peñuela, tan sólo el barrio que mantiene el nombre
Del libro “Curiosidades y anécdotas de Madrid”, Isabel Gea.
Ediciones La Librería. 10ª edición. 6,50€.
http://www.edicioneslalibreria.es/
En esa peñuela o pequeño promontorio, al principio de la guerra civil se practicaron varios huecos con el fin de servir de refugio en el caso de bombardeo de la aviación rebelde, que solía ser alemana. La verdad es que no debieron ser muy útiles estos agujeros para ese fin, ya que había que, casi, escalar para llegar e ellos.
ResponderEliminarPasada la contienda y ante la gran afluencia de familias que abandonaron la vida rural y emigraron, sobre todo, a Madrid, se encontraron con la dificultad de obtener una vivienda, empezaron a aparecer el denigrante chabolismo o cualquier tipo de cobijo y el refugio de las covachuelas de la Peñuela, al que se accedía por el paseo de la Esperanza junto a Santa María de la Cabeza, sirvió para otro tipo de refugio en donde se hospedaron algunas familias hasta que se acondicionó el pequeño promontorio para más tarde construir el actual Parque de las Peñuelas
Por más que he investigado en libros e información sobre Madrid, no he visto ningún testimonio sobre estas covachas. Verdad es que fue una época muy oscura en el país, pero en especial en nuestro Madrid, y se ha tratado de borrar todas estas miserias sin apenas dejar testimonio de un pasado vejado y vergonzante a los ojos de hoy, pero todo se debe conocer.
Yo lo ví.
Hola Fernando,
ResponderEliminarEs muy interesante lo que comenta. No tenía idea. En los pocos libros que he leído sobre la guerra en Madrid no se mencionan esos agujeros-refugios. Me quedo con el dato por si averiguo algo.
Saludos,
Isabel Gea