Entre la calle de la Escalinata y la Costanilla
de Santiago se encuentra la calle del Bonetillo. Según una leyenda debía su
nombre a la primera fábrica de sombreros que hubo en Madrid y que se estableció
en esta calle. Otra leyenda cuenta que en este lugar vivía Juan Henríquez,
clérigo de vida disoluta y amigo del príncipe Carlos, a quien acompañaba en sus
correrías y ejercía una gran influencia sobre él, en contra de su padre Felipe
II. Por este motivo, el cardenal Espinosa le prohibió reiteradamente que
siguiera visitando al príncipe. Como el clérigo hacía caso omiso, el cardenal
decidió darle un buen susto organizándole su propio entierro.
Y así, una noche en que el clérigo
volvía tarde de sus correrías, vio que de su casa salía un cortejo fúnebre, con
antorchas y cánticos lúgubres incluidos, que se dirigía a la parroquia de Santa
Cruz. Preguntó quién era el muerto y asombrado escuchó responder a varias
personas que se trataba de él mismo. Al entrar en su casa vio en una habitación
cuatro blandones y una mesa recubierta con un paño negro. Y los vecinos
insistiendo que el muerto era el clérigo. A la mañana siguiente pudo comprobar
el acta de defunción que había en la citada parroquia y cuando regresó a su
casa encontró la puerta cerrada y sellada y, sobre el tejado, su bonete teñido
de rojo y clavado en un palo. Al final un familiar le llevó a la cárcel de la Inquisición, en
Toledo, donde, después de permanecer cuatro años, regresó a Madrid bien
corregido. Durante los años de arresto, su bonete estuvo sobre un palo delante
de su casa.
Del libro “Los
porqués de Madrid”, Isabel Gea.
Fecha de la publicación:
Octubre 2010 - 13.95 €.
Editorial: Ediciones La
Librería.
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