En la calle de Princesa esquina a
Seminario de Nobles estuvo el colegio-internado seminarista de nobles, tal como
reza una placa romboidal imposible de leer por la cámara de vigilancia que se
ha colocado bajo la misma. La inscripción dice: «Aquí estuvo entre 1725 y 1835
el Real Seminario de Nobles en el que estudiaron grandes figuras e ingenios
españoles.
El Real Seminario de Niños Nobles
ocupaba la manzana comprendida entre las calles de Princesa, Seminario de Nobles,
Mártires de Alcalá y Serrano Jover. Fue fundado por Felipe V en 1725 como
centro de educación para jóvenes de la nobleza alta y baja, así como para hijos
de la administración real, del ejército y de las oligarquías de Madrid.
Precisamente, las principales salidas de los jóvenes seminaristas eran el
servicio en la administración real y la carrera de las armas, sobre todo las
Guardias de Infantería Españolas, cuerpo de elite del ejército. Y lo puso a
cargo de los jesuitas, especialistas en la enseñanza de Humanidades. Su fin era
proporcionar una proporcionar una educación más esmerada que la impartida en el
Colegio Imperial, también de los jesuitas, al que podía acceder todo el que
quisiera. Tras la expulsión de los jesuitas en 1767, la dirección del Seminario
se puso bajo la dirección de profesores laicos nombrados expresamente por el
rey. Su primer director fue el matemático y marino Jorge Juan.
Aunque los dos primeros años de
funcionamiento el Seminario estuvo situado frente al Colegio Imperial de la calle
Toledo, el local se quedó pequeño y, dos años más tarde, buscando un solar
apropiado para la construcción de un gran edificio, la duquesa de Alba cedió
una finca que tenía una casa con jardín, situada junto al portillo de San
Bernardino, en la actual calle de Princesa.
En esta casa, junto con otra vecina
que adquirió la Compañía de Jesús, se dispusieron las habitaciones
provisionales hasta que, en 1735, se construyó el nuevo edificio.
A partir de 1785 el plan de estudios
dio un giro radical siendo destinado a academia militar fusionándose un año más
tarde en este edificio la Academia de cadetes de Ocaña y la Escuela de Pajes.
Ante la invasión francesa en 1807, el
Seminario, que cada vez tenía más problemas económicos, se cerró y se destinó a
cuartel de soldados españoles para la defensa. Y dos años más tarde, José I
Bonaparte lo convirtió en hospital militar. Aunque se le devolvió el uso
docente a cargo de nuevo de los jesuitas en 1823, ya no volvió a ser lo que fue.
Y fueron otra vez expulsados en 1836, dejando el edificio vacío que se destinó
a las facultades de la Universidad que habían
sido trasladadas desde Alcalá de Henares. En 1841 pasó al Ministerio de Guerra
que lo destinó definitivamente a Hospital Militar.
En 1889 un incendio obligó a repartir
a los enfermos en distintos cuarteles porque el edificio quedó prácticamente
destruido. A principios del siglo XX se construyó el actual edificio que, desde
1939, fue sede del Servicio Histórico Militar y desde 1997, Instituto de
Historia y Cultura Militar.
Del libro “Los
porqués de Madrid”, Isabel Gea.
Fecha de la publicación:
Octubre 2010 - 13.95 €.
Editorial: Ediciones La
Librería.
Comentarios
Publicar un comentario