El "rey de los cochinos" era una costumbre
madrileña de coronar a un cerdo en una carrera.
Se celebraba en el cerrillo de
San Blas (donde hoy está el Observatorio Astronómico) cada 17 de enero,
festividad de San Antón.
El cerdo ganador era llevado en solemne procesión
hasta la ermita de San Antonio de los Alemanes, que entonces estaba en el
Retiro, en la glorieta del Ángel Caído.
Aquí, junto con todo tipo de animales y
bestias, recibía la bendición de los frailes. Todo terminaba en una auténtica
fiesta de comida y bebida.
Cuando la ermita fue derribada, la costumbre de
coronar a un cerdo se perdió y la otra, la de bendecir los animales se mantuvo
en la iglesia de San Antón, situada en la calle Hortaleza.
Esta fiesta de la
bendición de animales medio pagana, medio cristiana, duró hasta 1740 en que
fue prohibida siendo rescatada recientemente.
Para ello, se corta la calle
Hortaleza al tráfico, y así, todos los que quieran, pueden llevar sus animales
a ser bendecidos. Perros, gatos, canarios, tortugas, peces y algún que otro
cordero, loro o cacatúa, todos sin excepción, pueden ir, pues ya dice el dicho
popular: «En San Antón, la gallina pon».
Del libro “Curiosidades y anécdotas de Madrid”, Isabel Gea.
Ediciones La Librería. 10ª edición. 6,50€.
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