El cuerpo de nuestro santo patrón, Isidro, se halla
incorrupto hasta la fecha.
Fue enterrado en 1172 en el cementerio de la
parroquia de San Andrés. Cuando en 1212 fue exhumado por primera vez, el cuerpo
apareció en perfecto estado, por lo que se decidió trasladarlo al interior de
la iglesia.
Posteriormente fue colocado en un arca de madera recubierta de
pinturas alusivas a su vida. Fue un regalo que hizo Alfonso VIII quien, al ver
el cuerpo incorrupto del santo, creyó reconocer al misterioso pastor que le
condujo junto con su ejército a través de Sierra Morena, obteniendo la victoria
sobre los árabes en la batalla de las Navas de Tolosa en 1212.
El cuerpo del santo ha sido sacado numerosas veces del
lugar donde reposa por diversos motivos.
En 1381, Enrique II y su esposa
visitaron al santo y, ¡mire usted por dónde!, la reina se llevó un brazo del
santo. Pero de nada le sirvió porque quedó paralizada y la reina entendió que
tenía que devolverlo. Y así lo hizo.
Más tarde, una dama de Isabel la Católica , le arrancó el
dedo segundo del pie izquierdo al besarlo, ocurriendo de nuevo la misma
parálisis. La gente empeñada en llevarse trozos del santo, y éste, paralizándoles
como medida de arrepentimiento.
En 1535, el patrón fue trasladado a la Capilla del Obispo,
situada junto a la parroquia de San Andrés, pero entre el párroco y el capellán
surgieron algunas discrepancias por lo que veinticinco años más tarde volvió a
la parroquia, tapiándose la comunicación entre los dos templos.
En 1614, año de su beatificación, Felipe III, enfermo de
gravedad en Casarrubios del Monte, pidió que le llevaran el cuerpo del santo,
cumpliéndose su deseo. Cuando sanó, tanto el rey como San Isidro, volvieron a
Madrid.
Nuestro patrón fue canonizado en 1622 y el gremio de plateros, para
celebrarlo, regaló una urna con una dedicatoria de Lope de Vega.
Pero aquí no
terminan los "viajes" del santo.
En 1669 se construyó dentro de la
propia parroquia de San Andrés una capilla dedicada a albergar el cuerpo del
santo.
Cien años más tarde, los cuerpos de San Isidro y su mujer, Santa María
de la Cabeza ,
fueron trasladados definitivamente a la catedral de San Isidro, donde hoy
permanecen.
Más recientemente, el 16 de mayo de 1896, el cuerpo del
patrón salió en procesión para pedir lluvia. Cuando la procesión llegaba a la
iglesia, comenzó a llover. El 28 de mayo de 1922 volvió a salir San Isidro con
motivo del tercer centenario de su canonización.
En 1947, ante la escasez de
lluvias... San Isidro vale para todo.
Del libro “Curiosidades y anécdotas de Madrid”, Isabel Gea.
Ediciones La Librería. 10ª edición. 6,50€.
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