La plaza de los Ramales se construyó en el solar de otra
parroquia derribada, la de San Juan.
Fue fundada -según se cuenta- en tiempos
de la dominación romana.
Si ya es lamentable que fuera demolida una de las
parroquias más antiguas de Madrid, doblemente lo es porque aquí fue enterrado
Velázquez, el más universal de nuestros pintores.
Sus restos, junto con la
lápida que señalaba el lugar del enterramiento, desaparecieron al ser derribada
la iglesia.
La columna, coronada con una cruz, estuvo previamente situada en el
centro de la plaza y recordaba que, en algún lugar de la plaza, reposaba en la
desaparecida iglesia.
Con la remodelación de la plaza en el año 2000 para
construir un aparcamiento para residentes, aparecieron los cimientos de la
iglesia de San Juan y se buscó infructuosamente los restos de Velázquez.
Concluidas las obras, la columna se colocó de nuevo en la plaza.
Del libro “Curiosidades y anécdotas de Madrid”, Isabel Gea.
Ediciones La Librería. 10ª edición. 6,50€.
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