Antigua es la costumbre de los madrileños de encomendarse
a la Virgen de
Atocha antes de casarse. El origen parece ser que procede de San Isidro, quien,
antes de contraer matrimonio con Santa María de la Cabeza , pidió consejo a la
virgen sobre su futuro matrimonio. Buen consejo debió recibir puesto que se
casaron y llegaron a ser santos los dos junto con su único hijo, que como ya
dije en otra ocasión, constituyen la única familia de santos del santoral.
Del libro “Curiosidades y anécdotas de Madrid”, Isabel Gea.
Ediciones La Librería. 10ª edición. 6,50€.
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