El Canal de Isabel II se inauguró el 24 de junio de 1858 a las la ocho y media
de la tarde con una fuente que se colocó para tal evento en la calle San
Bernardo, frente a la iglesia de Montserrat, y cuyo surtidor medía 31 pies de altura.
En la
construcción del canal trabajaron 1.500 presos que rebajaron así sus penas, 200
obreros libres, 400 animales de carga y 4 bombas de vapor.
Se llamó Canal de
Isabel II en honor a la reina y traía las aguas del río Lozoya hasta Madrid a
lo largo de 77
kilómetros , siendo almacenadas en un depósito
subterráneo construido bajo el antiguo Campo de Guardias, en la calle Bravo
Murillo.
Se cuenta que en el momento en el que el surtidor lanzó el agua por
primera vez, el político José de Posada Herrera, que estaba junto a la reina en
la tribuna observándolo, comentó: «Señora, hemos tenido la suerte de ver un río
poniéndose en pie».
La misma anécdota se le atribuye también al novelista
Manuel Fernández y González, quien en el mismo lugar, exclamó: «¡Oh, maravilla
de la civilización! ¡Poner los ríos en pie!».
Otra anécdota de este día de la
inauguración oficial del Canal de Isabel II la produjo su propio promotor y
creador, Juan Bravo Murillo, quien tuvo que asistir confundido entre el público
porque no había recibido invitación oficial al acto.
En cuanto a la fuente, se
desmontó a los pocos días porque sólo se levantó para la inauguración. Posteriormente
fue trasladada a la Puerta
del Sol, de aquí pasó a la glorieta de Cuatro Caminos y finalmente a la entrada
principal de la Casa
de Campo (por el Puente del Rey) donde permanece en la actualidad.
Del libro “Curiosidades y anécdotas de Madrid”, Isabel Gea.
Ediciones La Librería. 10ª edición. 6,50€.
Comentarios
Publicar un comentario