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¿ Vandalismo grafitero en la Plaza Mayor ?




Buenos días desde mi Madrid del alma :)

Ya sabemos que los vándalos del espray no respetan los monumentos de Madrid y ahora les ha tocado el turno de sufrirlo a los pilares de los soportales de la calle Toledo, de mediados del siglo XVII (según el COAM).

Como bien señala Madridiario, la imagen que estamos dando a los turistas, que ha descendido este año un 8,4 (noticia de hace unos días) es deplorable, pintadas, grafitis, mendigos por todas partes...

Y hablando de mendigos, ayer por la mañana quedé con un amigo en la terraza de El Brillante, en la glorieta de Atocha y no hay manera de tomarse un refresco con tranquilidad. Las terrazas del centro de Madrid son agobiantes por la cantidad de pedigüeños. En una hora fuimos requeridos por seis personas diferentes, a saber:

Un gitano que, acompañado de palmas, se puso a cantar a pleno pulmón, impidiendo que pudiéramos seguir charlando salvo si le hacíamos la competencia subiendo la voz más que él; le dije a mi amigo “estoy por pagarle para que se calle”. Ni que decir tiene que al término de su “cante hondo” pidió “la voluntá”, claro está plantándose delante de cada mesa con la mano extendida. Le di una moneda y me pidió más porque “aún no he desayunado ni comido nada en toda la mañana”. Decliné con la cabeza. Hay que decir que el gitano está bien arreglado, pantalón marrón con pinzas bien planchado, camisa amarilla de manga corta recién planchada, y el pelo, todavía húmedo bien cortado y peinado hacia atrás. Tenía pinta de todo menos de hambriento.

No pasaron ni diez minutos y llegó el del acordeón, claro. Imposible continuar la conversación y otra vez, pasó el platillo para recoger “la voluntad”.

A continuación la gitana centenaria tirando de un carrito de la compra abultadísimo. Vestida de negro riguroso hasta los tobillos incluyendo pañuelo.

Detrás llegó un negro, masai por lo menos, porque la altura era descomunal,ataviado con chilaba, vendiendo una figurilla africana imposible de saber qué representaba. Como le dije que no se empeñó en regalarme un elefantito de madera y lo dejó en la mesa. Tuve que ponerme muy seria para que se lo llevara. A los demás que había en otras mesas les decía lo mismo, que les regalaba el elefantito. No consiguió colocarlo.

Luego llegó el rumano que vendía pañuelos de papel. Me vendió uno que dejé en la mesa. Detrás de él, llegó su compañero rumano también y más joven, vendiendo la misma marca de pañuelos de papel, así que levanté mi paquete con una sonrisa y asintió con la cabeza y siguió ofreciéndolos en las demás mesas.

Al cabo de una hora y con tantas interrupciones nos fuimos. Y esto es lo mismo en cualquier terraza del casco antiguo, a los que hay que sumar los vendedores de rosas, los que ofertan collares y gafas de plástico, los que venden collares “de oro” de dudosa procedencia y, en el caso de los automovilistas, los que se empeñan en limpiar la luna delantera aun diciéndoles que no lo hagan.

El centro de Madrid se ha convertido en el albergue de los pedigüeños y mendigos a la puerta de las iglesias, masajeadores de cuellos en los aledaños de la Plaza Mayor, vendedores, estatuas vivientes, nigerianos a las puertas de los supermercados... ¿qué visión se llevan los turistas que pasean y hacen fotos de la Plaza Mayor, la Puerta del Sol, el Palacio Real... amén de pintadas y grafitis en monumentos, paredes, y portales, papeleras rebosadas y aceras y calzadas plagadas cada mañana de los fines de semana después de los botellones, contenedores malolientes, cartones y bolsas de desperdicios alrededor de estos, etc.?


¡Feliz miércoles, mitad de semana a tod@s!

Comentarios

  1. Qué mezquindad! con tanta miseria ...y la autora del texto muy preocupada con "la imagen que pueden llevarse los turistas". Los pedigueños, ciertamente, son un producto de toda la miseria que existe en los países en crisis. Estoy segura de que ellos preferirían estar sentados en la terraza de El Brillante,tomándose un refresco.

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  2. Hola Silvia,

    Lamento que el texto no le haya gustado. Tiene usted toda la razón, pero lo uno no quita lo otro. Madrid vive del turismo y si no cuidamos la ciudad, los turistas serán cada vez menos, lo que supone un descenso también en la recaudación municipal. Y si ya de por sí el Ayuntamiento está recortando en prestaciones básicas, eso supondría más recortes y menos ayudas.
    Saludos madrileños

    ResponderEliminar

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