En la plaza de Oriente se
pone siempre un fotógrafo minutero, se llama así porque revela la foto
en un minuto. Es uno que lleva una cámara de las de finales del siglo XIX que
se ha fabricado él mismo, la tiene sobre un trípode, mete la cabeza bajo un
paño negro y... en un minuto tiene revelada la foto, como antaño.
El País le dedica un reportaje y no sabía yo que tenía tanto
problemas municipales para poder ejercer su profesión. Yo le he visto muchas
veces y siempre me arranca una sonrisa entrañable
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